Taxismo, el recurso de los profesionales en Guayaquil

La precariedad laboral y el alto costo de vida en Guayaquil empujan a profesionales a combinar sus ocupaciones con el taxismo informal, una práctica que les permite generar ingresos extra, pero que los expone a riesgos crecientes por la inseguridad.

Santiago, Diego y Alexander jamás pensaron en convertirse en taxistas cuando compraron sus vehículos particulares. Los adquirieron como un medio de transporte personal. Hoy, sin embargo, esos autos se han transformado en la herramienta que les permite ajustar las cuentas del hogar y enfrentar imprevistos económicos.

Los tres rondan los 30 años y se formaron en distintas áreas: Santiago es docente con un máster en Tecnología Educativa; Diego, odontólogo; y Alexander, técnico en instalación de fibra óptica. A pesar de ello, el salario fijo que perciben no alcanza para cubrir sus necesidades ni las de sus familias. Por eso, dedican varias horas de su día al taxismo por aplicativo.

“Uno se enfoca: ‘Tengo que sacar para esto, para esto y para esto’”, explica Santiago, quien divide su jornada entre la enseñanza en una escuela pública y las carreras que realiza desde las 14:00 hasta las 19:00. Sus ingresos extra, entre $30 y $35 diarios, se convierten en un salvavidas para pagar deudas.

Alexander, padre por segunda vez, también se fija metas diarias entre $20 y $30. Estudia por las noches, trabaja como instalador de servicios de internet y, en los trayectos, aprovecha para recoger pasajeros. “Los gastos se me han triplicado”, confiesa, aunque reconoce que taxear implica un miedo constante, pues recorre zonas conflictivas como Guasmo y Trinitaria.

El odontólogo Diego tampoco escapa a esa tensión. Evita trasladarse al sur de la ciudad y concentra su ruta en sectores del norte como Alborada y Sauces. “El costo de vida en Ecuador es alto; necesitaría ganar $1.200 para no taxear y cubrir lo básico”, afirma. Hoy se mantiene con un ingreso complementario de $20 a $25 diarios, que le permite costear un diplomado.

El temor por la inseguridad es compartido. El 1 de julio, un profesor universitario de Ingeniería Química, que también trabajaba como taxista, fue secuestrado, baleado y abandonado en la vía Perimetral. El hecho marcó a la comunidad de conductores y recordó que no hay zona completamente segura en Guayaquil.

Pese a los títulos y a la preparación académica, la realidad golpea con fuerza: ser profesional ya no garantiza estabilidad económica. Muchos, como Santiago, Diego y Alexander, deben asumir un segundo empleo informal para sobrevivir en una ciudad donde el trabajo escasea, el costo de vida sube y la violencia acecha en cada esquina.

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