Sor Genevieve: La monja que desafió el protocolo para llorar al Papa Francisco

Jeanningros y Francisco mantuvieron una amistad por años. Ella lo visitaba cada miércoles y este 23 de abril, no fue la excepción.

La conmoción por la muerte del papa Francisco sigue dejando escenas cargadas de emoción y simbolismo. Este martes, una figura inesperada y entrañable rompió el protocolo vaticano al permanecer cerca de 20 minutos junto al féretro del pontífice en la Basílica de San Pedro.

Se trata de la hermana Genevieve Jeanningros, una monja francesa de 81 años, cuya historia de amistad con Jorge Mario Bergoglio es tan singular como su incansable labor entre las comunidades marginadas de Roma.

Vestida con su hábito sencillo y una mochila a la espalda, la religiosa de la orden de las Hermanitas de Jesús se acercó discretamente al cuerpo del papa para rezar en silencio y dejar caer lágrimas por quien fuera no solo un líder espiritual, sino también un amigo de lucha y compasión.

A pesar de que el protocolo reservaba los primeros homenajes a cardenales, obispos y miembros del Vaticano, un hombre de traje negro —presumiblemente parte del equipo de seguridad— le permitió acercarse, reconociendo quizás la carga emocional y simbólica de su presencia.

La historia entre Jeanningros y Francisco comenzó en los oscuros años de la dictadura argentina, cuando ambos sufrieron pérdidas irreparables. “Enfant terrible”, la llamaba el papa con afecto, aludiendo a su carácter indómito y su vocación por estar con los descartados.

Hoy mientras miles de fieles pasaban frente al féretro, la imagen de esta monja orando en silencio con la mirada fija en el rostro sereno del pontífice recorrió el mundo. No hizo falta decir una palabra. En esos minutos de recogimiento, la hermana Genevieve parecía despedirse no solo de un papa, sino del hermano de luchas, del cómplice espiritual, del hombre que nunca temió acompañarla en los márgenes.

Hoy, la conmoción continúa, pero también lo hace el legado de quienes, como ella, supieron ver en Francisco algo más que un líder religioso: un corazón dispuesto a romper barreras por amor al otro.

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