Una carta enviada a Rafael Correa expuso las grietas internas de la Revolución Ciudadana.
Lo que empezó como un mal rumor ya tiene firmas, nombres y reclamos públicos. Cinco autoridades locales, entre prefectos y el alcalde de Quito, enviaron una carta al expresidente Rafael Correa solicitando un diálogo directo, sin intermediarios, para enfrentar la crisis interna de la Revolución Ciudadana. La misiva fue enviada el 17 de julio, pero recién se hizo pública el 28, cuando empezó a circular en medios y redes.
Firman: Paola Pabón (Pichincha), Marcela Aguiñaga (Guayas), Leonardo Orlando (Manabí), Juan Lloret (Azuay) y Pabel Muñoz (Quito). Todos ellos fueron cercanos a Correa desde sus primeras campañas y respaldaron la victoria de Daniel Noboa el pasado abril, desmarcándose de la narrativa de fraude impulsada por Luisa González, candidata presidencial y actual directora del movimiento.
«Un liderazgo que lamentablemente parece haber perdido el rumbo, la escucha y la cohesión interna», dice el texto. Sin mencionar a González, el mensaje deja claro el malestar por su estilo de conducción. El alcalde Muñoz afirmó que “la carta plantea un profundo debate democrático interno”, aunque aclaró que la prioridad sigue siendo la crisis del país.
González, por su parte, guarda silencio. Igual que Correa, quien sigue activo en redes pero solo para atacar al gobierno. Las únicas respuestas han llegado desde cuentas radicales que acusaron de “traidores” a los cinco firmantes.
Pero la fractura no es nueva. Ya en junio, la asambleísta Jhajaira Urresta dejó la bancada correísta tras denunciar insultos de González. Mónica Salazar y Sergio Peña también se alejaron, criticando la falta de apertura. La carta parece ser solo la última alerta en un movimiento que, sin liderazgo claro ni espacio para el debate, empieza a naufragar.