¿Qué son las SAD y cómo ayuda al fútbol ecuatoriano?

La Asamblea Nacional aprobó la figura de las sociedades anónimas deportivas. ¿Qué son, cómo funcionan y qué ejemplos hay en el mundo de clubes que prosperaron o fracasaron bajo este modelo?

Las sociedades anónimas deportivas (SAD) ya son legales en Ecuador. Esta figura, incorporada en la Ley de Solidaridad Nacional aprobada el 9 de junio, permite que los clubes de fútbol puedan operar como empresas con fines de lucro, con capital dividido en acciones.

Hasta ahora, todos los equipos funcionaban como sociedades civiles sin fines de lucro, en las que los socios votaban, pero no invertían capital directamente. Con esta nueva figura, los clubes podrán captar inversión privada, pero también estarán sujetos al pago de impuestos y a una nueva lógica empresarial.

Ventajas: Posibilidad de atraer inversores, profesionalizar la gestión y competir internacionalmente.


Desventajas: Pérdida de control por parte de los socios, pago de impuestos (hasta el 30%) y riesgo de malas gestiones empresariales.

¿Qué clubes podrían beneficiarse?
Equipos como Deportivo Quito, Vinotinto o Mushuc Runa podrían aprovechar esta figura para sanear deudas o crecer con respaldo empresarial. Incluso se abre la puerta a que grupos extranjeros inviertan en el país, como ya ocurre con el Manchester City o PSG.

¿Y los riesgos?
Hay ejemplos de SAD exitosas:

Manchester City – comprado por capital de Emiratos, hoy uno de los clubes más dominantes.

PSG – transformado por inversión qatarí.

Newcastle – revitalizado tras compra saudí.

Pero también hay fracasos:

Monarcas Morelia – desapareció tras mala gestión y se mudó a Mazatlán.

FC Andorra – comprado por Gerard Piqué, hoy en crisis deportiva.

Manchester United – bajo gestión Glazer, ha sido más negocio que gloria.

Aún faltan reglamentos y claridad legal para que los clubes puedan transformarse sin necesidad de refundarse. Lo cierto es que el fútbol ecuatoriano está por entrar en una nueva era. Una que puede traer más títulos… o más problemas.

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