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¿Puede una persona que pierde la cabeza en un debate gobernar un país?

Debate presidencial 2025 (2da vuelta)

Hay momentos en la política en los que el silencio no es una opción. El reciente debate presidencial entre el actual mandatario, Daniel Noboa, y la candidata Luisa González dejó en evidencia no solo la tensión inherente a este tipo de encuentros, sino también los límites del discurso público, especialmente cuando se cruza la línea entre la crítica legítima y el insulto.

Los ecuatorianos esperábamos escuchar propuestas, ideas claras y, sobre todo, respeto. Sin embargo, lo que vimos por parte de Luisa González fue algo muy distinto: ataques personales, gritos, sarcasmo e incluso burlas hacia una condición médica como el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Esto nos deja una pregunta que no podemos ignorar: ¿puede alguien que pierde la cabeza tan fácilmente tener la templanza para gobernar un país entero?

Una de las frases que más llamó la atención fue cuando González, visiblemente alterada, le dijo al presidente Daniel Noboa: “A mí me respetas, majadero”. Pero no se detuvo ahí. En un intento por desacreditarlo, se burló diciendo: “Y tu déficit de atención y de comprender lo que otro habla no es mi culpa, queridito…”.

Ese tipo de comentarios no solo fueron innecesarios, sino también profundamente ofensivos. El TDAH no es una broma; es una condición médica reconocida a nivel mundial que afecta a miles de ecuatorianos, muchos de los cuales han tenido que luchar contra estigmas toda su vida. Convertir eso en un insulto es inaceptable, más aún viniendo de una figura pública que aspira a liderar el país.

De hecho, según la pirámide de la argumentación de Paul Graham, lo que hizo Luisa González se encuentra en el nivel más bajo: el insulto. En vez de refutar ideas o dar razones, eligió atacar a la persona. Y como explica el experto Anthony Weston en su libro Las claves de la argumentación, cuando alguien no tiene argumentos sólidos, suele recurrir al grito, a la burla o al enojo.

Y es aquí donde volvemos a la pregunta inicial: ¿puede una persona que pierde la cabeza en un debate, frente a las cámaras, en vivo y en directo, ser capaz de liderar un país en momentos de crisis? Porque gobernar no se trata solo de hablar fuerte o quedar bien en redes. Se trata de pensar con claridad, mantener la compostura, tomar decisiones difíciles y, sobre todo, respetar a los demás. (O)

Este artículo representa una opinión personal y no refleja la postura oficial de este medio. Se trata de un análisis basado en fuentes y percepciones del autor sobre el contexto político actual en Ecuador y la región.