Más guardias armados en los centros comerciales de Samborondón.
“Vamos a un lugar más seguro” suele ser la excusa para buscar refugio en centros comerciales o restaurantes de Guayaquil y Samborondón, frente al auge de la delincuencia. Pero junto a esta aparente seguridad, aumenta también la presencia de guardaespaldas, formales e informales, que portan armas de fuego a la vista de todos.
Esta situación genera intranquilidad en muchos ciudadanos. “Cuando veo tantos hombres armados, me siento vulnerable, sin saber si están ahí para proteger o para hacer daño”, dice Blanca Roca, una habitante de Samborondón.
El problema, según el experto en seguridad Jorge Villacreses, es que a muchos de ellos resulta difícil identificarlos, ya que están sin credenciales. “Si muestran que están armados, se convierten en el primer objetivo de un posible atacante”, explica.
Además, el abogado César García advierte que el porte de armas sin el permiso requerido es un delito, así como el uso de éstas sin cumplir con los requisitos de legítima defensa. “Hay muchos guardaespaldas informales sin preparación ni autorizaciones. Cualquiera puede contratar a alguien armado sin que eso sea seguro para ellos ni para los que están a su alrededor”, enfatiza.
En La Puntilla y Puerto Santa Ana ya se han reportado hechos violentos en espacios concurridos, aumentando así el miedo de las familias. Aun así, algunos creen que contratar seguridad privada proporciona una capa más de protección frente a la delincuencia.