Opinión
Hace apenas unos meses, Mushuc Runa era la historia bonita del fútbol ecuatoriano en el continente. El “Ponchito” sorprendió a todos con su participación en la Copa Sudamericana, plantándole cara a rivales con mayor presupuesto y experiencia. En un torneo donde la lógica suele dictar que los equipos ecuatorianos fuera del “top 4” tienen poco margen, los dirigidos en su momento por Ever Hugo Almeida y hoy por Paúl Vélez lograron hacer historia: jugar con carácter, sumar puntos importantes y, sobre todo, poner su nombre en el radar internacional.
La Sudamericana 2025 le regaló al club algo más que resultados: le dio visibilidad mediática, ingresos por taquilla y premios de Conmebol, además de un orgullo enorme para su hinchada. Mushuc Runa jugó sin complejos, demostrando que un equipo con base indígena, desde la altura de Ambato, podía codearse con clubes de ligas mucho más ricas. Fue un relato inspirador que ganó titulares en Ecuador y respeto en Sudamérica.
Pero dentro del club, la prioridad estaba definida desde el inicio. El presidente Luis Alfonso Chango lo dijo sin rodeos en abril: “La prioridad absoluta es la Copa Sudamericana; haremos todo lo necesario para avanzar lo más posible”. Esa frase, que llenó de ilusión a la afición, terminó también marcando el camino que el equipo tomaría en el torneo local.
La doble competencia exigió un esfuerzo físico y logístico que un club de plantilla corta no siempre puede soportar. En LigaPro, el equipo empezó a perder terreno: empates en casa que antes eran victorias seguras, derrotas ante rivales directos y una clara disminución en la intensidad de juego. Lo que en marzo era una campaña prometedora, en agosto se convirtió en una lucha para no quedarse fuera de los hexagonales.
En la Sudamericana, la realidad golpeó con fuerza en las fases decisivas. La ilusión de seguir avanzando se desvaneció ante equipos que, con más jerarquía y rotación, supieron castigar cada error. Mushuc Runa no se despidió con una goleada escandalosa, pero sí con la sensación de que pudo haber hecho más si hubiese llegado con un plantel más fresco.
Y el capítulo más reciente de esta crónica se escribió ayer, frente a Independiente del Valle, en un partido que resumió toda su caída. Mushuc Runa llegó a Sangolquí con la urgencia de sumar, pero se encontró con un rival que no perdona. IDV impuso su ritmo desde el inicio y, aunque el Ponchito intentó resistir, el marcador final de 1-0 fue un golpe seco a cualquier aspiración inmediata. No solo significó otra derrota, sino que confirmó que el equipo está muy lejos de la versión que emocionó en el primer semestre.
El Ponchito vive hoy entre dos caras: la de un club que probó el sabor de la gloria internacional y la de un equipo que, en el plano local, ve cómo se le escapa la regularidad. Su caída en la LigaPro no borra lo hecho en la Sudamericana, pero sí plantea una pregunta importante: ¿puede Mushuc Runa sostener este tipo de desafíos sin sacrificar su rendimiento en casa?
En un fútbol ecuatoriano donde la brecha entre grandes y medianos sigue creciendo, lo de Mushuc Runa es un recordatorio de que las gestas se pueden lograr, pero que para mantenerse en la élite local e internacional no basta con mística y corazón: hace falta planificación, inversión y una plantilla capaz de aguantar el peso de dos frentes. El Ponchito ya demostró que puede soñar; ahora le toca demostrar que puede sostener esos sueños sin que se conviertan en un espejismo.
Pero a estas alturas es un sueño complicado, pues, casi nada de finalizar la primera fase de LigaPro, estando últimos en la tabla con 17 puntos, únicamente 4 partidos ganados, 15 partidos perdidos y a solo 6 fechas de finalizar el todos contra todos, están condenados a pelear en la zona del descenso.
Aun le queda una vida en Sudamericana que se juega la vuelta este martes 19, pero como pinta esta crónica, es una muerte anunciada lo que le espera al equipo de Chango.
¿Qué falló? La confianza y en lo personal, pensar y solo enfocarse a un objetivo fue lo que mató al equipo del Ponchito. El que diga que no se puede pelear dos competiciones a la vez y por eso no se logró, pues lo invito a ver la historia de Liga de quito, en menos de 15 días jugó 8 partidos, gano Sudamericana y LigaPro. Pero la mira de su directiva era otra, pelear hasta no tener recursos en los dos torneos.
Puede ser osado comparar a estos dos equipos, pero tampoco hay que decir que no se puede. No se soluciona poniendo equipos mixtos en LigaPro y salir con todas las balas a Sudamericana, peor diciendo en conferencias que no se les va a pagar a los jugadores si no ganan, cuando claramente tienen un contrato. Se trata de apariencias, nunca se le dice al rival que no es tu prioridad ganar una competencia, porque es ahí donde inicia la verdadera caza, una que te ha dejado en el ultimo lugar de la tabla, donde dos descienden pero son cuatro que dan absolutamente todo por salir de ahí.
Este artículo representa una opinión personal y no refleja la postura oficial de este medio. Se trata de un análisis basado en fuentes y percepciones del autor sobre el contexto actual deportivo.