León XIV, el eco de Rerum Novarum en tiempos digitales

No se trata de repetir el pasado
sino de actualizar su espíritu en el presente

Un nuevo Papa, un viejo nombre. León XIV. Y con ese nombre, una herencia no menor: la de León XIII, aquel pontífice que, en 1891, alzó la voz desde Roma con la encíclica Rerum Novarum, denunciando la explotación laboral y reivindicando la dignidad del trabajador en plena revolución industrial.

Hoy, más de un siglo después, la revolución ya no es de humo y fábricas, sino de algoritmos y plataformas. Pero el problema sigue oliendo igual: pobreza estructural, desempleo juvenil, educación desigual, informalidad crónica. Y en Ecuador, donde más del 60% de la población económicamente activa está en condiciones de empleo inadecuado, ese llamado papal no suena a museo, sino a megáfono.

¿Qué puede decirnos León XIV desde el Vaticano, a nosotros, desde nuestra parroquia de precariedad? Tal vez lo mismo que dijo León XIII: que la dignidad humana no es negociable, que el trabajo no debe ser sinónimo de sufrimiento, y que una sociedad justa no puede construirse ignorando a quienes la sostienen con sus manos.

La Doctrina Social de la Iglesia (DSI) nunca fue una serie de frases piadosas. Es un corpus ético-político con olor a tierra y a calle. Habla del salario justo, del derecho a organizarse, de la corresponsabilidad entre el capital y el trabajo. Hoy, podríamos sumar a esa lista el acceso a la tecnología, la alfabetización digital, la equidad de género y la migración forzada.

En un país donde se sigue educando para obedecer más que para pensar, donde ser joven es sinónimo de ser descartable y donde las estadísticas reemplazan a las historias humanas, la DSI no suena a dogma, sino a desafío.

El nuevo Papa ha elegido un nombre que mira hacia atrás, pero su mirada está puesta hacia adelante. Quizás porque entiende que la tradición no es repetir el pasado, sino actualizar su espíritu a la luz del presente.

En Ecuador necesitamos más que nunca ese espíritu. Uno que no nos haga elegir entre fe y justicia, entre ética y política, entre oración y acción. Uno que entienda que construir—en cualquier versión— pasa también por asegurar empleo digno, educación crítica y oportunidades reales para todos.

Porque la caridad comienza por la justicia. Y la justicia empieza por mirar a los ojos a quienes han sido invisibles demasiado tiempo.

Este artículo representa una opinión personal y no refleja la postura oficial de este medio. Se trata de un análisis basado en fuentes y percepciones del autor sobre el contexto político actual en Ecuador y la región.

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