El Ídolo no pudo gestionar la ventaja en el valle y terminó cayendo ante los rayados, despidiéndose de la Libertadores en el año de su centenario
Barcelona SC se despidió este miércoles de toda competencia internacional en el año de su centenario. Lo hizo con una derrota 2-1 ante Independiente del Valle en Quito, en el cierre del Grupo B de la Copa Libertadores. Felipe Caicedo abrió el marcador y daba ilusión a los amarillos, pero Patrick Mercado, primero, y luego Renato Ibarra sellaron la remontada para los locales, que clasificaron a la Sudamericana.
La esperanza canaria también dependía del resultado entre River Plate y Universitario de Perú, que empataron 1-1 en Buenos Aires. Ese punto le bastó a los cremas para meterse entre los 16 mejores del torneo continental, algo que no conseguían desde hace 12 años.
Barcelona quedó último de su grupo con solo 4 puntos: perdió ambos partidos ante Universitario, sumó apenas un empate con River y sus únicas unidades fueron ante Independiente de local. Un rendimiento pobre para un equipo que se reforzó para ser protagonista, pero que nunca encontró regularidad ni juego colectivo.
El golpe es duro. No solo por la eliminación, sino por cómo ocurrió: sin ideas, sin funcionamiento y dependiendo de individualidades. El técnico Segundo Castillo asumió el rol de interino tras la salida de Ariel Holan la temporada anterior, ahora como Dt oficial no ha logrado que el equipo responda. «Hay que dar la cara», dijo tras la caída.
En medio del año del centenario, el hincha se pregunta: ¿Hasta cuándo estará Castillo? ¿Qué tanto es responsabilidad suya? ¿O es un problema más profundo en la planificación deportiva del club? Porque el fútbol de Barcelona, improvisado y sin identidad, no apareció ni en Libertadores, ni en la Sudamericana. Y ahora, tampoco en el calendario internacional de lo que resta del 2025.