Embalses en niveles altos y estrategia de ahorro permiten al Gobierno asegurar que no habrá apagones en 2025, aunque el déficit energético sigue siendo de 800 MW
La época de estiaje en Ecuador se extiende entre septiembre y marzo, pero este 2025 llega con un panorama distinto al del año pasado: los embalses están llenos y no se espera una sequía severa.
El martes 2 de septiembre, la generación hidroeléctrica alcanzó el 74,7 %, seguida por la térmica (16,4 %), la importación (8,24 %) y renovables (0,65 %). En julio pasado, la hidráulica representaba el 90 %. La baja no se debe a falta de agua, sino a una estrategia de conservación.
Según el ingeniero eléctrico Andrés Oquendo, el país aprendió de la crisis de 2024, cuando la sequía y la falta de reservas provocaron apagones de hasta 14 horas. Ahora, con Mazar en su cota máxima de 2.153 msnm —15 metros más que en la misma fecha de 2024—, el objetivo es reservar agua para los meses más críticos.
La central Coca Codo Sinclair aporta el 35 % de la energía nacional, seguida por Paute-Molino (23 %), Sopladora (12 %), San Francisco (10 %), Delsitanisagua (8 %) y Agoyán (7 %).
Oquendo advierte que el déficit de generación sigue en 800 megavatios, lo que obliga a complementar con térmicas, importaciones y barcazas, aunque a mayor costo. La importación desde Colombia no responde al estiaje, según el Gobierno, sino a conveniencia técnica y económica: en algunos días se ahorra hasta $37.000 al comprar energía al vecino país.