Guayaquil tiene su propia «patrulla canina»

Vecinos del barrio Centenario salen tres noches por semana con sus mascotas a recorrer las calles; la iniciativa busca fomentar la vida comunitaria y disuadir a la delincuencia.

En el barrio Centenario, en el sur de Guayaquil, un grupo de vecinos ha encontrado en sus mascotas una fórmula para recuperar los espacios públicos y sentirse más seguros en las noches.

Cada lunes, miércoles y viernes, alrededor de 28 perros —desde pequeños shih tzu hasta un pastor belga— se reúnen junto a sus tutores para recorrer tres kilómetros por distintas calles del sector. La iniciativa, bautizada por los vecinos como la “Patrulla Canina”, nació como respuesta al miedo de salir a pasear solos con sus mascotas.

“Antes cada uno caminaba por su lado. Ahora somos un gran equipo con más de 35 tutores que recorremos el barrio y motivamos también a otros residentes a sumarse a la caminata comunitaria”, explicó Juan Acosta Pérez, presidente del Comité del Barrio Centenario.

Aunque el grupo insiste en que no se trata de una patrulla armada, varios vecinos llevan gas pimienta o bates “por precaución”. La Policía Nacional y Segura EP conocen de estas jornadas y brindan su apoyo.

“La intención es inspirar confianza y seguridad, no reemplazar a las autoridades. Queremos disfrutar con nuestros perros, hacer deporte y mostrar que juntos podemos disuadir la delincuencia”, comentó Víctor Antonio Vizcaíno, quien participa junto a sus dos bull terrier, Timotee y Leita.

Entre las reglas de la patrulla está llevar correa, agua, fundas para recoger los desechos y evitar portar objetos de valor. “Algunos hasta salimos en pijama, pero lo importante es estar juntos”, dijo entre risas Acosta.

Además de brindar tranquilidad, el recorrido ha fortalecido los lazos vecinales. Alexandra Samaniego, por ejemplo, participa con Pepita y Kira, dos perritas rescatadas de maltrato. “Antes nos daba miedo salir, ahora hasta conocemos a vecinos que nunca habíamos visto. Hemos creado vida social alrededor de los perros”, contó.

Algo similar ocurre con Fabián Chiluiza, quien se turna para sacar a sus tres perros: un pitbull, un shih tzu y una cachorra pequeña. “Es una responsabilidad, pero verlos felices lo vale. A veces hasta lloran cuando no les toca venir”, dijo.

El grupo se organiza a través de un chat comunitario en el que se convoca a cada recorrido y se decide la ruta, que cambia semanalmente. Los vecinos esperan que esta iniciativa pueda extenderse a otros barrios de Guayaquil.

“Combinamos deporte, convivencia y seguridad. Queremos que más sectores tomen el ejemplo: juntos podemos recuperar las calles”, concluyó Acosta.

Más allá de la seguridad, el impacto social ha sido evidente: vecinos que antes se desconocían ahora comparten actividades, conversan y sienten mayor confianza para salir en las noches. 

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