Alcalde culpa falta de fotorradares; expertos piden medidas integrales.
Entre enero y octubre de 2025, 250 personas fallecieron en siniestros de tránsito en Guayaquil, 48 más que en el mismo periodo de 2024, según datos del Observatorio de Movilidad de la ATM. El incremento —un 23,76%— reactiva la discusión sobre la seguridad vial en la ciudad y sobre qué factores explican esta tendencia.
El alcalde apunta a los fotorradares apagados
El alcalde Aquiles Alvarez asegura que la suspensión de 42 fotorradares desde abril de 2025, por orden de la Agencia Nacional de Tránsito (ANT), es una de las principales causas del aumento de muertes. Afirma que la falta de control de velocidad ha provocado un “descontrol total” en las vías y sostiene que la ciudad atraviesa “un desastre” por la conducta de los conductores.
Alvarez incluso afirmó que Guayaquil tiene la mayor tasa de mortalidad vial de la región, pero los datos disponibles lo contradicen.
La ciudad registra 9,4 muertes por cada 100.000 habitantes, cifra inferior a la de Lima (16) y menor que la de Quito (10,6) en el mismo periodo.
La tendencia regresó a terreno negativo
Guayaquil había logrado en 2024 una reducción del 7% en las muertes viales, luego de varios años de incrementos de alrededor del 20% anual. Pero el avance se revirtió este año.
En contraste, los siniestros apenas subieron un 2,57%, pasando de 3.694 a 3.789 casos entre enero y octubre.
El origen del apagón de radares
Los dispositivos de control comenzaron a dejar de operar en 2023, pero el problema se agravó cuando la ANT emitió en abril de 2025 un reglamento que exige certificados de calibración que los municipios aún no han podido obtener.
La ANT insiste en que son los gobiernos locales los responsables de calibrar o renovar los equipos y de mantener los controles de tránsito mientras tanto.
Expertos: el problema es mayor que los radares
La iniciativa internacional Bloomberg Philanthropies, que trabaja con Guayaquil en seguridad vial, advierte que la velocidad es un factor crítico detrás del aumento de la siniestralidad, especialmente entre motociclistas.
“Es una preocupación mundial”, señaló Pamela Villacrés, representante de la organización.
El investigador de la ESPOL, Alejandro Chanabá, considera que los radares tienen un efecto limitado si no se integran a una política más amplia de educación vial, rediseño de vías y control. También advierte que el acelerado crecimiento del parque de motocicletas —y de motos eléctricas sin regulación— aumenta la conflictividad en las calles.
Motociclistas y peatones, los más vulnerables
El urbanista Alberto Hidalgo explica que casi la mitad de las víctimas mortales son motociclistas y que los peatones y ciclistas también enfrentan alto riesgo. Asegura que muchas vías fomentan velocidades excesivas debido a su diseño, por lo que la solución no puede depender solo de sanciones.
Hidalgo recuerda que los siniestros viales ya son la segunda causa de muerte en Ecuador, detrás de los homicidios, por lo que los especialistas las describen como una “pandemia silenciosa”.
El Municipio descarta afán recaudatorio
Alvarez rechazó que su reclamo por los radares responda a intereses de recaudación. Según indicó, estos equipos generan cerca de USD 13 millones anuales, menos que administraciones pasadas, que superaban los USD 20 millones provenientes de fotomultas.
Mientras continúan sin operar los radares, la ATM amplió el uso de cámaras para sancionar bloqueos de intersecciones y doble columna, con el objetivo de reducir riesgos y mejorar la movilidad.
Bloomberg, por su parte, recomienda disminuir los límites de velocidad en siete avenidas donde se concentra casi la mitad de las muertes viales, bajando de 90 a 50 km/h.








