El emblemático tren andino vuelve a rodar entre Alausí y Sibambe con un plan que mezcla turismo, cultura y desarrollo local.
El histórico tren en la ruta Alausí–Sibambe, conocida como la Nariz del Diablo, volvió a ponerse en marcha de manera oficial en la provincia de Chimborazo. El proyecto, impulsado por el Ministerio de Infraestructura y Transporte (MIT) en coordinación con el Gobierno Autónomo Descentralizado (GAD) de Alausí, busca fortalecer la identidad del patrimonio ferroviario del país, dinamizar la economía y generar empleo en la zona.
En 2024, ambas instituciones suscribieron un convenio para reactivar el tramo ferroviario de 12 kilómetros de longitud. El compromiso incluyó fases de prueba, así como la administración, operación y mantenimiento del tren. Para ello, el MIT transfirió USD 685.000, destinados al equipamiento de las estaciones de Alausí y Sibambe, el mantenimiento de las locomotoras 2403 y 2407, y la adecuación de espacios para conservación y uso cultural.
El proceso de rehabilitación avanza sobre tres ejes: la recepción de bienes de la Empresa Pública Ferrocarriles del Ecuador EP, la suscripción de convenios con gobiernos locales para la operación de los tramos ferroviarios y la implementación de alianzas público-privadas para la administración de la infraestructura.

El recorrido, que dura aproximadamente dos horas, incluye un trayecto en tren de 45 minutos hasta el mirador de la Nariz del Diablo, una de las obras de ingeniería ferroviaria más complejas del mundo. En la estación de Sibambe, los viajeros son recibidos con danzas y muestras culturales de las comunidades de Nizag, Tolte y Sibambe, además de tener acceso a cafeterías, artesanías y actividades turísticas locales.
El tren opera de jueves a domingo y en feriados, con tres salidas diarias: 08:00, 11:00 y 14:00. Los precios de los boletos varían entre USD 9 y USD 30, según la edad, condición del viajero y si es ecuatoriano o extranjero.
El MIT adelantó que la siguiente meta será la rehabilitación de la ruta Riobamba–Urbina, con el objetivo de ampliar la red ferroviaria turística y seguir posicionando al tren como un atractivo icónico de los Andes ecuatorianos.