La historia y el simbolismo del Calvario forman parte esencial de la reflexión espiritual durante la Semana Santa, recordando la travesía de Jesús.
Durante la Semana Santa, millones de cristianos en todo el mundo recuerdan con solemnidad la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Uno de los momentos más conmovedores de esta conmemoración es la crucifixión, que, según los relatos bíblicos, ocurrió en un sitio llamado Calvario.
Pero ¿qué significa realmente este nombre y por qué se le llama así al lugar donde Jesús fue crucificado?
El término “Calvario” proviene de la palabra latina Calvaria, que significa “cráneo” o “calavera”. En hebreo, el lugar también es conocido como Gólgota, que tiene el mismo significado. Existen varias teorías sobre el origen de este nombre tan particular.

Una de las explicaciones más extendidas es que el Calvario —ubicado en una colina rocosa al noroeste de Jerusalén— tenía una forma que recordaba a un cráneo humano. Otra teoría apunta a que, durante el dominio del Imperio Romano, ese sitio era utilizado como lugar de ejecución pública mediante crucifixiones.
Con el tiempo, habría acumulado restos de personas ejecutadas, lo que reforzó su asociación con la muerte y la descomposición.
De acuerdo con la Agencia Católica de Informaciones (ACI), el Calvario estaba cerca de una cantera de piedra caliza y próximo al sepulcro donde fue colocado el cuerpo de Jesús tras su muerte.
Hoy en día, se cree que ese lugar se encuentra dentro de la Iglesia del Santo Sepulcro en Jerusalén, uno de los sitios más sagrados del cristianismo y destino de peregrinación para fieles de todo el mundo.
La historia y el simbolismo del Calvario forman parte esencial de la reflexión espiritual durante la Semana Santa, recordando no solo el sufrimiento de Jesús, sino también su entrega por la humanidad.