El debate entre Luisa González y Daniel Noboa estuvo marcado por acusaciones mutuas, dejando en segundo plano sus propuestas de gobierno.
El debate presidencial entre Daniel Noboa y Luisa González, realizado en el marco de la segunda vuelta electoral en Ecuador, estuvo marcado por un cruce constante de acusaciones personales y políticas, dejando en segundo plano las propuestas sobre educación, seguridad, salud, economía y gobernabilidad.
Desde el inicio, ambos candidatos optaron por centrar su discurso en las debilidades del otro. Las acusaciones giraron en torno a presuntos casos de corrupción, conflicto de intereses y supuestos vínculos con el narcotráfico.
Luisa González buscó evidenciar lo que consideró incumplimientos por parte del presidente en funciones, mientras que Daniel Noboa intentó posicionar la idea de que un eventual gobierno correísta pondría en riesgo la dolarización.
Intercambio de acusaciones
La representante de la Revolución Ciudadana (RC) llegó al debate con una lista de denuncias relacionadas con la gestión de Noboa. Mencionó temas como el caso Olón, contratos de alimentación escolar, concesiones en el sector eléctrico y la intención de delegar al sector privado el manejo del Campo Sacha.
También se refirió a las empresas Noboa Trading y Petronoboa, vinculándolas con investigaciones por tráfico de drogas y combustible, respectivamente. Además, cuestionó el origen del movimiento Acción Democrática Nacional (ADN), fundado por Leonardo Cortázar, procesado en el caso Encuentro, y liderado por figuras también señaladas por supuestos vínculos con el narcotráfico.
Su mensaje más repetido fue: “Noboa, no mientas”, en referencia a promesas que, según ella, no se han cumplido durante los 15 meses de su mandato.
Estrategia de Noboa
Por su parte, Noboa se enfocó en advertir sobre el supuesto riesgo de desdolarización con frases como “Luisa te desdolariza”, haciendo alusión a declaraciones pasadas de figuras del correísmo como Rafael Correa, Andrés Arauz y Diego Borja.
También trajo a colación la antigua tabla de porte de drogas implementada en gobiernos anteriores, la cual suprimió al asumir la presidencia, y que usó como argumento para advertir que un regreso del correísmo podría implicar su reinstauración.
Noboa además vinculó a González con casos de corrupción durante su paso por la función pública, como la Narcovalija en Cancillería, la glosa de más de USD 900.000 en la Contraloría, y la fallida construcción de la Refinería del Pacífico.
Momentos incómodos y contradicciones
El debate también dejó espacio para momentos incómodos. Cuando Noboa preguntó a González si reconocía a Nicolás Maduro como presidente legítimo de Venezuela, ella respondió afirmativamente, argumentando que es necesario para poder deportar migrantes con antecedentes penales.
En otra intervención, aseguró que no concedería un salvoconducto al exvicepresidente Jorge Glas, pero luego dijo que cumpliría las leyes que permiten entregarlo si se justifica el asilo.
Sobre el caso conocido como la “liga azul”, González no negó los intentos de sus coidearios por influir en instituciones como la Superintendencia de Bancos y el Consejo de la Judicatura. Mientras tanto, Noboa reconoció que su familia no ha pagado una deuda tributaria cercana a los USD 93 millones, afirmando que el proceso está en manos del SRI.
También aceptó que Noboa Trading fue investigada por el hallazgo de drogas en cargamentos de banano y negó que su hermano haya salido del país tras las denuncias en contra de Petronoboa.