«Prefiero morirme. Voy a seguir trabajando» dice dueño de exitoso negocio.
La seguridad en Urdesa, uno de los sectores más concurridos de Guayaquil, volvió a estar en el centro de la atención luego de dos preocupantes incidentes relacionados con el restaurante Rukito, cuyo propietario, Julio Chang, se ha convertido en protagonista de estos hechos que han generado preocupación entre comerciantes, vecinos y clientes frecuentes.
Dos hechos en menos de una semana
El primero ocurrió la noche del sábado 5 de julio, cuando Julio Chang fue víctima de un intento de asalto en su vivienda, ubicada en Lomas de Urdesa. Según informes preliminares, el empresario fue sorprendido por desconocidos mientras abría su garaje. Durante el forcejeo, Chang habría atropellado a uno de los atacantes con su vehículo. El agresor falleció en el sitio.
Cuatro días después, el martes 9 de julio, una mochila sospechosa fue abandonada dentro de uno de los locales del restaurante Rukito, ubicado en la avenida Víctor Emilio Estrada, también en Urdesa. La presencia del objeto activó la alerta de las autoridades y provocó la evacuación del área. El escuadrón antiexplosivos de la Policía Nacional ejecutó una detonación controlada con un robot especializado. Afortunadamente, no hubo heridos ni daños materiales.
«Prefiero morirme. Voy a seguir trabajando»
En medio del temor que han generado los ataques, Chang decidió romper el silencio y responder en redes sociales a una seguidora que le sugirió dejar el país por su seguridad. Su respuesta, que rápidamente se viralizó, dejó ver la carga emocional y el compromiso con su negocio:
“Es como que deje botado a mi hijo. Está metida toda mi vida en este negocio. Prefiero morirme. Voy a seguir trabajando.”
Estas palabras reflejan el vínculo profundo que el empresario tiene con su restaurante, al que ha dedicado años desde sus inicios, cuando operaba desde una vivienda adaptada en La Alborada.
Investigación en curso y temor en la ciudad
La Policía Nacional ha desplegado operativos en la zona y mantiene una investigación abierta para determinar si los dos atentados están relacionados entre sí o forman parte de una red más amplia de extorsiones que viene afectando a negocios en sectores estratégicos de Guayaquil.
El caso de Rukito pone nuevamente en evidencia la creciente preocupación por la seguridad ciudadana y los riesgos a los que están expuestos emprendedores y comerciantes. Mientras avanza la investigación, la comunidad permanece alerta ante la posibilidad de nuevos ataques.