La fuerte disputa entre el alcalde y la asambleísta se agrava con el tiempo por acusaciones mutuas y fallo del TCE en juego.
El Tribunal Contencioso Electoral (TCE) dictaminó que el alcalde de Guayaquil, Aquiles Álvarez, incurrió en violencia política de género contra la asambleísta Lucía Jaramillo. La sentencia obliga a Álvarez a ofrecer disculpas públicas, eliminar una publicación ofensiva en la red social X y completar un curso de sensibilización sobre violencia de género.
Pese a la resolución, Álvarez ha mostrado resistencia a cumplir con las sanciones. En declaraciones recientes, afirmó que no se disculpará por sus comentarios. “Si la sentencia es pedir disculpas por decirle ‘niña vaga’ a una vaga, no lo voy a hacer”, expresó.
El alcalde también cuestionó la imparcialidad del TCE, asegurando que existe un direccionamiento político en su contra por no alinearse con el Gobierno. Aunque dijo no tener inconveniente en acatar sentencias judiciales, anunció que ha apelado el fallo por considerar que responde a presiones políticas.
Lucía Jaramillo responde a las declaraciones del alcalde
El cruce de acusaciones entre Lucía Jaramillo y el alcalde Aquiles Álvarez continúa intensificándose, evidenciando la tensión y polarización que atraviesa el panorama político ecuatoriano.
Luego de las críticas lanzadas por Álvarez, la reacción de Jaramillo no tardó en llegar. A través de su cuenta en la red social X, la excandidata respondió: «Ya sé que está dolido, señor Aquiles, porque le ganamos en Guayaquil», en alusión a los resultados de las elecciones generales de 2025. Sin embargo, su respuesta no se detuvo ahí. Jaramillo añadió una seria acusación: «Tendrá que explicarle a los ecuatorianos cómo se hizo millonario de la noche a la mañana».
Ante estos señalamientos, el alcalde Aquiles Álvarez no se quedó en silencio. De inmediato, desafió a Jaramillo a presentar pruebas públicas sobre sus afirmaciones: «Pero hágalo ahorita, no espere, deje de vender humo». Además, el burgomaestre defendió su trayectoria, calificando las acusaciones como parte de una persecución política que ya se ha extendido por ocho meses. En sus palabras, todo se trata de «una mentira e invento».
Álvarez enfatizó que su patrimonio es resultado de un trabajo honesto, con pago de impuestos y generación de riqueza de forma transparente: «Yo sí sé trabajar, pagar impuestos y crear patrimonio de manera honesta».
Este nuevo capítulo en la disputa entre Jaramillo y Álvarez refleja el nivel de confrontación que caracteriza actualmente a la política nacional.
Los señalamientos de corrupción, los retos públicos y las defensas vehementes se han convertido en parte del discurso cotidiano, mientras la ciudadanía observa con atención el desarrollo de estos conflictos que podrían derivar en acciones legales o profundizar aún más las divisiones en el país. (I)