Contenedores sueltos, la tragedia cotidiana

La falta de control y fiscalización permite que vehículos de carga sigan circulando sin garantías, poniendo en riesgo la vida de peatones y conductores.

Una mujer fue aplastada por un contenedor mientras caminaba por la vía Perimetral de Guayaquil. El hecho ocurrió este 24 de junio, a plena luz del día y frente a decenas de testigos que ya no se sorprenden, pero sí se indignan. La tragedia no es aislada. Es parte de una cadena de siniestros que se repite con la misma impunidad, alimentada por la negligencia de las autoridades que deberían prevenirlos y no lo hacen.

Ramiro Castañeda, residente de Los Ceibos, fue testigo de varios accidentes similares. “Los camiones y contenedores no solo ‘vuelan’, sino que nadie fiscaliza. ¿Quién verifica si un tráiler está en condiciones de circular?”, cuestionó. Tiene razón. Este año ya van al menos una decena de vuelcos y desprendimientos de carga pesada en la Perimetral y otras arterias de la ciudad. Ninguna autoridad ha rendido cuentas.

Ni la ATM ni la CTE han asumido responsabilidad. Y cuando se pide información —como lo hizo este medio— el silencio es la respuesta. ¿Cuántas multas han emitido? ¿Cuántos controles técnicos han hecho? ¿Cuántos operativos están activos hoy? No lo sabemos. Pero sí sabemos que las tragedias siguen ocurriendo y que la ciudadanía sigue pagando con su vida la inacción institucional.

Andrea Morales, promotora barrial y conductora habitual, lo resume con contundencia: “En Guayaquil nadie garantiza la vida de los ciudadanos. Llegó la hora de que nadie se lave las manos”.

La vía Perimetral, concebida originalmente como una autopista, fue absorbida por el crecimiento desordenado de la ciudad. Hoy es una arteria urbana por donde circulan indistintamente peatones, bicicletas, autos y tráileres. Esa mezcla explosiva, sin regulación real, convierte cada viaje en una ruleta rusa.

La exministra de Transporte y Obras Públicas, Paola Carvajal, responsabiliza directamente a la ATM y al MTOP. “Es inadmisible que los contenedores no estén asegurados y que los vehículos pesados circulen sin ningún tipo de revisión técnica seria. Lo peor es que esto ya no indigna a las autoridades, solo a los ciudadanos que mueren”, sentenció.

El Municipio de Guayaquil insiste en invertir más de $105 millones en pasos a desnivel. Pero especialistas en movilidad advierten que no se trata solo de cemento, sino de rediseñar una ciudad con enfoque en el ser humano. “Ese dinero podría servir para infraestructura peatonal segura, para reducir velocidades y salvar vidas. Pero se insiste en obras que priorizan al vehículo, no a las personas”, criticó Carvajal.

Para Sofía Gordón, de la Coalición por la Movilidad Segura, hay una solución lógica y alcanzable: sacar el transporte de carga pesada del corazón de la ciudad y crear centros logísticos fuera del área urbana. “Lo hacen otras ciudades del mundo. Aquí, ni siquiera se discute”, lamentó.

En lugar de medidas estructurales, las autoridades reaccionan —si acaso— cuando ocurre una tragedia. Lo que no hacen es actuar con responsabilidad preventiva. Lo que no hacen es asumir su deber de proteger la vida.

Mientras tanto, la vía Perimetral sigue siendo un campo minado para quien camina, conduce o simplemente transita por ella. Cada nuevo accidente es un grito ahogado en la indiferencia oficial.

Guayaquil no necesita discursos ni promesas. Necesita voluntad política para cambiar un modelo de movilidad que ya ha demostrado ser letal. Porque lo que está en juego no es solo la eficiencia del tránsito, sino la vida misma. Y esa, hasta hoy, sigue sin importarles.

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