EDUCACIÓN SUPERIOR ¿Fábrica de desempleados o Emprendedores?”

En Ecuador 8 de cada 10 emprendimientos fracasan antes del tercer año de haberlo iniciado. ¿Puede la Educación Superior revertir este efecto en la sociedad?

Como decía el afamado cantautor Rubén Blades en una de sus canciones: “Si naciste pa’ martillo, del cielo te caen los clavos”. Recuerdo esta frase porque regresé hace poco más de un mes a una actividad que siempre me resulta muy gratificante: la docencia. Al incorporarme en este Instituto de Educación Superior, el Rector fue muy directo y sincero al indicarme la consigna: “Usted desde ahora tiene el reto de cambiarles el chip a nuestros estudiantes, que dejen de pensar en buscar un empleo después de graduados y que se propongan ser emprendedores”

Como me gustan los retos, acepté gustoso, pero con la condición de que revisemos y ajustemos de ser necesario los contenidos de la asignatura en los syllabus. La materia de Emprendimiento, en mi criterio, tenía una extensión y enfoques poco adecuados si lo que se pretendía era formar profesionales autosustentables. Estuvimos de acuerdo en equilibrar el contenido, desde el foco principal de la parte financiera (que es muy importante, por cierto) e incorporar Fundamentos del Marketing y además el desarrollo de Habilidades Blandas.

Comparto esta experiencia porque desde la docencia en educación superior he palpado, no solo la desconexión entre el sector productivo y la educación (no se genera el mismo volumen de plazas de empleo que cantidad de egresados) sino también ese cambio de paradigma, el cual nos indica que la educación superior o formación académica “debe formar profesionales emprendedores y futuros empresarios para generar empleo, mas no para ir a solicitar uno”.

Según datos del estudio Global Entrepreneurship Management GEM 2023-2024, en Ecuador el número de emprendedores cuya motivación principal es el desempleo llegó al 90.8%. Los emprendedores jóvenes, cuya edad es menor a 35 años comprenden un 52.75%, teniendo el rango entre 18 a 24 años una participación del 22.1%. En cuanto a nivel educativo, solo el 13.75% de los emprendedores posee educación superior.

Si revisamos dentro del mismo estudio los motivos para descontinuar un negocio en Ecuador, el 37.4% de los emprendedores indicó que “No era rentable”, seguido de tener “Problemas para obtener financiación”, con un 21.8% y en tercer lugar “Motivos personales o Familiares” con un 19.31%.

Luego de ver estos datos no puedo evitar hacer varios cuestionamientos: ¿necesita el emprendedor una educación más profunda y aterrizada al contexto actual? ¿Es la Educación Superior (Universidades, Institutos Superiores) la llamada a acortar esta brecha de conocimiento? ¿Qué acciones debe tomar el Estado para proteger y promover el emprendimiento ante esta realidad? ¿Qué rol deben adoptar otros actores del ecosistema de emprendimiento como la banca y el sector productivo?

Por esta clase de cuestionamientos y analizando la situación actual es que decidí incluir (desde mi trinchera, la docencia) un cambio en la estructura de la materia de Emprendimiento, ya que las habilidades interpersonales y sobre todo el PENSAMIENTO CRÍTICO, es la herramienta principal que los jóvenes (y adultos) debemos cultivar para tomar mejores decisiones en nuestro negocio… y nuestras vidas.

A manera de anécdota, recuerdo el año pasado en mi anterior instituto, durante la crisis nacional tuvimos que impartir clases virtuales (a los de modalidad presencial). Pregunté en todos los paralelos a los estudiantes quienes iban a recibir clases con un computador o laptop y me llevé la sorpresa de que solo un 20% de ellos poseía uno en casa, los demás se manejarían desde sus celulares (!). Sin temor a equivocarme, puedo decir en cambio que todos (o la gran mayoría) si tienen un Smart TV.

Con esto no quiero generalizar ni mucho menos etiquetar de irresponsable al hogar o a los estudiantes que por diversos motivos no tengan una herramienta tecnológica que les permita estudiar y/o aprender de mejor manera, pero si me deja un mal sabor y la idea de que a nivel familiar (el núcleo de la sociedad) se debe trabajar mucho, porque es allí donde nacen y se desarrollan los emprendedores-empresarios del mañana.

Y es que el tema de la educación no solo es responsabilidad de las instituciones (públicas o privadas) sino de quienes lideran cada familia, por muy disfuncional que esta sea. Debemos volcar nuestra atención en fortalecer la educación desde pequeños, no solo esperando las mejores calificaciones académicas sino fortalecer LOS VALORES.

Para despedirme, dejo un último cuestionamiento: ¿Cuál debe ser el rol actual de la familia en la educación integral de nuestros niños y jóvenes? (O)

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