Irán pone fin al velo obligatorio en mujeres iraníes

En una decisión histórica, Irán suspendió la ley que obligaba a las mujeres a portar el velo islámico (hiyab) en espacios públicos.

El anuncio fue confirmado por el presidente del Parlamento, Mohamed Bagher Ghalibaf, quien indicó que la norma dejará de aplicarse «por el momento», según lo determinado por el Consejo de Seguridad Nacional.

La medida representa un giro significativo en la política iraní tras más de cuatro décadas de imposición del uso obligatorio del velo, una regla que entró en vigor en 1979 tras la Revolución Islámica. La ley contemplaba sanciones que iban desde multas hasta penas de cárcel para las mujeres que no cumplieran con el código de vestimenta islámico.

El cambio llega luego de años de protestas por los derechos de las mujeres, intensificadas desde 2022, tras la muerte de Mahsa Amini, una joven de 22 años detenida por la llamada “policía de la moral” por no llevar el velo correctamente. Su fallecimiento desató una ola de manifestaciones a nivel nacional e internacional bajo el lema “Mujer, Vida, Libertad”, que se convirtió en símbolo de resistencia contra la represión.

Como reflejo del impacto global de esta decisión, la activista franco-tunecina Henda Ayari se quitó el velo en televisión nacional en Francia, en un gesto de solidaridad que rápidamente se viralizó en redes sociales. Su acción fue interpretada como un símbolo de liberación para millones de mujeres que han luchado por su derecho a decidir sobre su cuerpo y su vestimenta.

Aunque las autoridades no han especificado si la suspensión será definitiva ni qué mecanismos legales se implementarán a futuro, la medida ha sido recibida con entusiasmo por organizaciones de derechos humanos y sectores progresistas dentro y fuera de Irán.

Con esta suspensión, el país da un paso importante hacia la ampliación de libertades individuales, en especial para las mujeres que, por décadas, han enfrentado estrictas restricciones en su vida cotidiana. No obstante, observadores internacionales advierten que el camino hacia una transformación estructural aún enfrenta desafíos políticos y culturales dentro del régimen iraní.

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