Los gobiernos ecuatorianos

Expertos en exprimir al pueblo, inexpertos en gobernar.

Imagínate vivir en un país donde te suben los impuestos, pero no ves mejoras en educación, salud o seguridad. Donde el dinero que con esfuerzo ganas se diluye en un sistema ineficiente, mientras los políticos juegan a pelearse en público y a repartirse el botín en privado.

Bienvenido a Ecuador, un país donde la Asamblea Nacional no legisla para el pueblo, sino para sus propios intereses. Donde las ideologías han muerto y solo queda el populismo barato y la desesperación por mantenerse en el poder. Nos prometen progreso, pero lo único que crece es el bolsillo de quienes nos gobiernan.

Mientras a los ciudadanos les exigen más sacrificios, el gobierno sigue exprimiendo cada centavo del trabajador para mantener una burocracia inflada y un sistema que no soluciona nada. Nos dicen que el país está en crisis, pero los políticos siguen viajando, teniendo grandes sueldos en el sector público y aprobando proyectos que solo benefician a sus amigos y financistas. Nos han hablado mucho del desarrollo. ¿Desarrollo para quién? Para ellos, porque el ciudadano común sigue igual o peor.

Este no es un problema exclusivo del Ejecutivo ni de un solo gobierno. No se trata de defender a quienes hoy están en el poder ni de atacar solo a quienes ya pasaron. El saqueo del Ecuador ha sido un negocio multipartidista que lleva años, una maquinaria que abarca todo el Estado, desde la Asamblea Nacional, que legisla para sí misma, hasta los dos poderes innecesarios que seguimos manteniendo: el Electoral y el de Transparencia y Control Social, que solo sirven para repartirse cuotas y blindar a los de siempre. El problema no es un presidente o un partido, es un sistema diseñado para que la corrupción sea la única constante. Y mientras el pueblo sigue esperando soluciones, ellos siguen repartiéndose el país como si fuera su propiedad privada.

Nos exigen más, pero nos dan menos. Nos dicen que tenemos que “apretarnos el cinturón”, pero ellos no dejan de engordar. Nos piden sacrificios, pero no renuncian a sus privilegios.

¿Hasta cuándo vamos a permitirlo?

Este artículo representa una opinión personal y no refleja la postura oficial de este medio. Se trata de un análisis basado en fuentes y percepciones del autor sobre el contexto político actual en Ecuador y la región.

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