El suicidio de una niña, ha conmocionado a la comunidad migrante en Estados Unidos y ha reavivado el debate sobre el acoso escolar y la xenofobia en las aulas.
La tragedia de Jocelynn Rojo Carranza, una niña de 11 años, ha conmocionado a la comunidad migrante. La menor fue encontrada inconsciente en su hogar el pasado 3 de febrero y, tras cinco días en cuidados intensivos en Dallas, falleció.

Según su madre, Marbella Carranza, Jocelynn fue víctima de acoso constante por parte de sus compañeros de escuela, quienes la amenazaban con denunciar a sus padres ante el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) para que fueran deportados.

El acoso habría durado varios meses y, aunque la niña acudió regularmente al consejero escolar para denunciar la situación, su madre afirmó que nunca fue notificada sobre lo que estaba ocurriendo. «La escuela sabía lo que estaba pasando, pero nunca me informaron», lamentó Carranza, quien es madre soltera de seis hijos y trabaja limpiando casas.
La escuela intermedia de Gainesville aseguró al Daily Mail que toma con seriedad cualquier denuncia de acoso y que cuentan con una política de tolerancia cero. No obstante, el caso ha generado cuestionamientos sobre la efectividad de los protocolos de protección para estudiantes migrantes y la responsabilidad de las instituciones educativas en prevenir este tipo de tragedias.

Mientras la policía local sigue investigando las circunstancias de la muerte de Jocelynn, el caso ha cobrado relevancia en un contexto de creciente preocupación por la seguridad de los migrantes en Estados Unidos.
El funeral de Jocelynn se llevó a cabo el pasado domingo, en medio del dolor de familiares y amigos que exigen justicia y mayor protección para los niños migrantes que enfrentan discriminación y acoso en el sistema educativo estadounidense.